ENTRE TRADICIÓN Y VANGUARDIA. EL BLOQUE DE VIDRIO DÓRICO CARACTERIZA LA BIBLIOTECA DE LA UNIVERSIDAD DE DEUSTO EN BILBAO.
Hecho por Raphael Moneo.
Inspirado en las antiguas columnas griegas que llevan el mismo nombre y diseñado por Rafael Moneo para integrar a la perfección la biblioteca de la Universidad de Deusto (España) con el entorno existente, el bloque Doric de 30×30 es el primer bloque tridimensional que reúne del mejor modo los estilos clásicos y modernos. Con Doric, el vidrio es un medio para realizar una escultura.
Creada para acoger un tesoro verdadero y propio, 800.000 volúmenes de los que más de 60.000 pertenecen a fondos antiguos impresos entre los años 1550 y 1830, la biblioteca se localiza en una de las áreas europeas “más cálidas” desde el punto de vista arquitectónico.
Está situado en el nuevo parque urbano en la ribera izquierda del estuario del río “Nervión” en Bilbao, que comprende elárea universitaria de Deusto y el célebre museo Guggenheim del americano Frank O. Gehry.
Dos elementos importantes, con los que el proyectista no ha podido menos de medirse: de hecho, si por un lado el nuevo edificio no tenía que competir, de ninguna manera, con el importante papel que el museo Guggenheim había adquirido, por otro lado tenía que manifestar su papel público y establecer, dentro de lo posible, una armónica continuidad con la Universidad, si bien distinguiéndose como cuerpo independiente y con vida propia en el interior del parque.
La idea que ha guiado al proyectista ha sido la de jugar con las diferentes percepciones del material en relación con las distancias, creando una arquitectura legible desde lejos como un volumen monolítico, monocromático, neutro, capaz de diluir la luminosidad del titanio del museo Guggenheim y de integrarse en el futuro universo verde del parque sin traumas, pero permitiendo desvelar desde cerca una complejidad de texturas y matices que le dan al proyecto una fuerte identidad estética.
La superficie del bloque Doric –así ha sido llamado el nuevo bloque de vidrio- animada por un juego de canaladuras y salientes que aparecen en relieve de 20 mm., experimenta por primera vez la creación de una decoración tridimensional verdadera y propia en el bloque de vidrio, abriendo nuevas fronteras para la utilización escultórica del material que resulta preciado al tacto y a la vista, generando una cadena de reflexiones complejas y el efecto de una fachada vivaz y con gran variedad de matices buscada por el proyectistas para su arquitectura.
El resultado es todavía más seductor de noche, cuando el museo Guggenheim se encuentra presente solamente mediante las hendiduras, y la biblioteca iluminada desde el interior se transforma en un faro, una presencia translúcida que invade toda el área.